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  De donde se puede decir que aparece la inspiración para crear o plasmar una parte de nuestra alma, pues la respuesta es algo abstracta y no definida para mí. Cada uno tendrá unas necesidades y circunstancias que le impulsan a esa expresión.

 Yo no puedo concebir la vida sin una expresión artística y si debo tirar de mi cajón de la memoria, de muy pequeña mis pasatiempos ya eran el dibujo y la creación. La plástica, siempre mi asignatura preferida, pero con la llegada de la adolescencia encontré por casualidad en una alfarería tradicional, la pasión por la cerámica, la magia de convertir algo tan primitivo, con la intervención de los cuatro elementos, tierra, aire, fuego, agua en una pieza es algo extraordinario.

piezas de alfarería tradicional

 Me llena de nostalgia el recuerdo de mi padre, un gran pastelero moldeando unos lirios de arcilla, cual mazapán ha trabajado en tantas ocasiones. A mi madre riñéndome por llegar a casa tan sucia y seguir siendo pacientemente, la que ama todo lo que creo y en ocasiones mi peor crítica,  pero en otras mi bastón con el que apoyarme para no rendirme jamás..

trabajo en el trono

 El recuerdo de una diada de rakú cuales espiras saltaban del serín, con humo en los ojos y una emoción vibrante en el aire por ver el resultado final del colorido de la pieza esmaltada, mientras la alegría como muy bien nombrada la técnica del rakú, se me escapa de lo más profundo de mí corazón, la cerámica es lo mejor del mundo. Perdón por mis palabras pero no dudo que a tantos apasionados de millones de disciplinas les sucede lo mismo.

jarrón realizado en el trono